8: Un Nuevo Dolor
[AMADEO]
Dos días después: 27 de julio
Si hubiese sido por mi, apenas Gianna me conto lo que ocurrió con An, hubiera viajado a Paris, pero lamentablemente el doctor tuvo que hacerle unos estudios más a Bianca ya que había algunas cosas que no estaban muy claras y todo se retraso hasta recibir los resultados y asegurarnos de que todo estaba bien con ella.
Me subo al primer taxi disponible afuera de este inmenso aeropuerto y rápidamente le doy la dirección del hospital donde me ha dicho mi padre que estaba internada An. Según me conto él, Carla y David llegaron anoche para estar con ella y temo que nuestro encuentro será un poco tenso ya que no están muy felices con el hecho de que le fallara a su hija en los planes que teníamos juntos.
Los paisajes de la ciudad parisina pasan a través de los cristales del auto y no puedo dejar de pensar que estas calles hubiesen sido testigos de nuestro amor si no hubiese pasado todo lo que paso… tal vez ya estuviéramos comprometidos, o incluso hubiéramos hecho planes para tener un bebé juntos “el hubiera no existe”Me digo y es tanto lo perdido que estoy en mis pensamientos que apenas me doy cuenta que el taxista ya esta estacionado frente al hospital.
Rápidamente le pago, cuelgo la mochila con mi ropa en uno de mis hombros, y bajo del auto —Merci— Le digo al chofer y cierro la puerta para rápidamente entrar al hospital.
Apenas llego a la recepción, pregunto por Anahí y la mujer que me atiende amablemente me da las indicaciones de donde esta ella. Le agradezco con una sonrisa que me cuesta bastante trabajo y de inmediato sigo sus instrucciones. Después de caminar bastante y de haber tomado un elevador hasta el quinto piso finalmente llego al área donde están las habitaciones y una mujer me mira un tanto extrañada. Ella se acerca a mi y me pregunta el nombre del paciente a quien busco y de inmediato le doy la información para que después ella me señale la puerta correcta.
Camino hacia allí, respiro profundo e intento mantener la calma, pero los nervios me consumen… la ultima vez que hablamos por teléfono no nos fue muy bien y tengo miedo de que ella siga enfadada conmigo. Me dispongo a abrir la puerta, pero para mi sorpresa no está cerrada completamente y la escucho hablar “¿Y si son sus padres?”Me cuestiono y sinceramente no quiero tensar más la relación con ellos, si bien soy su ahijado, siempre apoyaran a su hija primero y eso lo entiendo perfectamente. Me acerco un poco más a la puerta para intentar escuchar si realmente son ellos.
“¿Aceptaras salir conmigo cuando te den de alta?” Escucho una voz masculina y es claro que estaba equivocado, no son sus padres.
“¿Y tú dejaras de insistir?” Responde ella.
“No creo en las casualidades, es decir, no pretendía tropezar contigo y que te hicieras daño, pero esto no pudo haber sucedido así porque si, o ¿sí?” Le explica él y quisiera entrar a romperle la cara por hablarle así, pero algo por dentro me lo impide.
“Doctor Durand, ¿no le da vergüenza coquetear con una mujer que está convaleciente?” Le pregunta An y no me lo creo “¿Le esta coqueteando?”
“Por ti nada me da vergüenza… me gustas mucho Anahí…” Dice él y siento que me hierve la sangre.
“¿Acaso ella no le dijo que tiene novio?”
Tomo valor para entrar a la habitación y apenas atravieso un poco el pasillo para llegar a donde está la cama, veo a un hombre de cabello oscuro inclinado hacia ella que la toma del rostro y la besa. Siento como todo mi ser se desarma ante esta imagen y al darme cuenta de que ella no lo rechaza, me doy cuenta de que la perdí. Todo lo que teníamos era demasiado hermoso para ser verdad, pero le falle y entiendo que todo lo nuestro haya quedado en nada. Veo como sus manos sujetan el rostro de él y me doy la media vuelta, no quiero ver más esta imagen.
Con mis ojos llenos de lagrimas contenidas salgo de la habitación y atravieso el pasillo hasta que me choco con alguien —¿Amadeo? — Escucho la voz de David y al levantar mi mirada lo veo frente a mi —¿Qué haces aquí? — Pregunta confundido.
—Vine a verla, pero definitivamente fue un error— Es lo único que digo y le sonrió forzadamente —Adiós, nos vemos en Milán— Sentencio ya que no quiero tener que darle más explicaciones y prácticamente salgo corriendo de este lugar hasta poder salir del hospital y sentir el aire fresco golpeando en mi rostro entremezclándose con lagrimas que son completamente nuevas para mi ya que son consecuencias del dolor que puede llegar a causar el amor.
“¿Para esta mierda te enamoraste?”Me pregunto lleno de rabia, pero en el fondo sé que todo esto es mi culpa por cargar con lo errores de un pasado, pero ¿Cómo podía dejar a mi hija a un lado cuando más me necesitaba?
Tengo ganas de huir de todo, pero sé que no puedo, que Bianca me necesita… si fuera por mi regresaría a Estados Unidos e intentaría olvidarme de ella, pero tampoco sé si soy capaz de hacer algo así… Tengo tanto que pensar que siento que la cabeza me va a explotar…
“¿Así que esto es lo que se siente sufrir por amor?”Se cuestiona mi mente y definitivamente estaba mucho mejor antes cuando desconocía estos sentimientos y era un irresponsable que la pasaba bien con cualquier mujer sin comprometer el corazón.
