9: Lo Que Debo Hacer
[ANAHÍ]
El reflejo de Deo en el espejo me alerta y sin pensármelo, tomo el rostro de Brandon y acepto el beso que inesperadamente me ha dado. Apenas veo a Deo alejándose y escucho el sonido de la puerta cerrándose, suelto el rostro de Brandon y lo alejo de mi —¿Qué ocurre? — Me pregunta completamente confundido y lo miro avergonzada.
—Lo siento, vi a mi novio entrar y necesitaba alejarlo de mi… te utilice, perdón— Resumo mientras siento como una lagrima corre por mi mejilla y es que esto me duele más a mi que a Deo, pero estoy haciendo lo que necesito hacer.
—¿Por qué? — Inquiere sé que no es justo con él, pero ahora realmente no tengo fuerzas para explicarle nada.
—Perdóname, te juro que te lo contaría, pero no tengo fuerzas ahora— Le digo, pero la verdad es que no quiero contarle lo que me pasa, no en estos momentos, no sé que vaya a hacer si le digo la verdad.
Él asiente levemente —Está bien, te dejare un rato sola, ¿sí? —
—Gracias— Es lo único que le digo y sin más palabras él deposita un beso en mi frente y se da la media vuelta para marcharse.
Es verlo salir y sentir la libertad de llorar. Las lagrimas que contenidas por su presencia se escapan de mis ojos y tan solo puedo abrazarme como puedo a mi almohada y querer que el mundo se acabe aquí y ahora, acabo de romperle el corazón a Deo y sé que puede ser irreversible, pero no es justo para él.
—Hija— Escucho la voz de mi padre y al acomodarme un poco mejor, lo veo frente a la cama —Amadeo vino a verte… ¿hablaron? — Me pregunta y niego.
—No, y no quiero que lo hagas. Lo aleje para siempre de mi— Resumo y con mucho cuidado se sienta en el borde de la cama y me mira expectante.
—¿Por qué? —Averigua y respiro profundo.
—¿Te acuerdas que ayer te pedí que me trajeras mi computadora? — Le recuerdo.
—Si, me dijiste que ibas a hablar a Amadeo—
—Y lo hice, me conecté y lo llame por video llamada, pero me atendió Bianca, estaba en el hospital— Le cuento.
—¿Y que paso? —
—Le dio fiebre, algo un poco normal por la enfermedad que tuvo… me conto que Deo le había llevado su computadora para que no se aburriera y que estuvo todo el tiempo con ella. Todo iba muy bien hasta que me dijo que había escuchado a Gianna hablar con Deo y supo que yo también estaba en el hospital. En ese momento ella me pidió que no la alejara de su papá, que ella lo necesitaba mucho, que era muy feliz con él cuando la cuidaba… Le pregunte que porque pensaba que la iba a alejar de él y me dijo que él estaba muy triste porque sentía que tenia que elegir entre ella y yo. Papá, tú sabes que no puedo volver a Milán ahora, no puedo hacer que Deo elija entre ella y yo… tampoco quiero hacerlo sentir culpable por no estar aquí en estos momentos— Explico mientras que las lagrimas siguen cayendo de mis ojos.
—Hija, el doctor te explico que la parálisis será temporal, que con terapia recuperaras tu movilidad por completo, que es solo una consecuencia de la cirugía— Me alienta.
—Lo sé, pero por no puedo volver a Milán, el doctor me ha pedido que no me moviera de aquí, que un viaje podía hacerme daño—
—Y por eso tú mamá se quedará aquí— Intercede.
—Lo sé, pero si Deo se entera, él querrá venir conmigo y estará entre la espada y la pared. Al principio no entendía muy bien cuanto daño significaba eso, pero ahora está Bianca, vi en sus ojos cuanto lo ama y no puedo alejarlos. — Me defiendo.
Mi padre me da una leve sonrisa y me acaricia la pierna, pero yo no siento nada —Vas a salir de esta hija, estamos contigo y vamos a contratar a los mejores terapeutas para que te recuperes pronto— Me asegura.
—Gracias papá— Es lo único que puedo decirle y es que por dentro me estoy muriendo del dolor, pero lo mejor que puedo hacer por Deo es dejarlo libre para que sea feliz con su hija sin sentir que me está fallando a mi, ya hemos pasado por eso y sentí lo mal que estaba a través de las palabras de Bianca… no quiero pensar como estaría si supiera la verdad.
