Capítulo 50. Un nuevo hogar

Henry

Suspiro.

Abro lentamente mis ojos cuando me separo de los labios de Molly. ¡Dios! ¿Cómo puede latir tan rápido mi corazón con solo besarla? Mi piel se eriza de pies a cabeza. Me pierdo por un momento en sus ojos verdosos y dilatados. Ella se muerde el labio, al soltarlo sonríe.

— ¿Qué piens...