CAPÍTULO 30

Había escuchado ya la alarma más de tres veces, pero me sentía tan cómoda que no quería levantarme, jamás había dormido tan plácidamente como ahora, pero debía hacerlo y alistarme para irme, cuando estaba por moverme sentí una respiración acompasada en mi cuello, lo que me alertó poniendo todo mi cu...

Inicia sesión y continúa leyendo