
Un Touchdown A Tu Corazón
Luz Torres · Completado · 109.1k Palabras
Introducción
Jamás, claro que no pasaría...existían códigos no estipulados que lo prohibían, pero si el mejor amigo de tu hermano se trataba de Noah Anderson, había una clara excepción.
Y es que, era imposible no enamorarse de alguien como él y no, simplemente no se trataba por la sencilla razón de que era el mariscal de campo y su belleza algo inigualable, tampoco el hecho de que su cuerpo parecía haber sido esculpido a cada detalle meramente meticuloso.
¡NO!
Su maldita y hermosa forma de ser.
Noah no era un mujeriego, tampoco un badboy y mucho menos hacia parte del grupo de hombres que jugaban con los sentimientos ajenos... Él era todo lo contrario y tal vez por esa razón, tenía un grupo grande de admiradoras...incluyéndome.
Hice todo lo posible por frenar los sentimientos que crecían conforme al tiempo, pero él no me lo dejaba para nada fácil con su terrible interés por mí y de querer que estuviera bien en todo momento hasta que lo hice...callé las voces y me adentré al mundo de Noah Anderson sin saber que más adelante estaríamos quemándonos por culpa del amor...nuestro amor.
Soy Alison Walker y esta es mi historia.
Capítulo 1
—Todo saldrá bien, cariño —susurró mamá detrás de mí—. Te gustará tu nueva universidad, tendrás nuevos amigos…estaremos nuevamente los tres.
Solté una risa nerviosa y negué mientras volteaba a verla.
Estaba en la entrada de la que sería mi nueva habitación desde ahora, ya se encontraba completamente amoblada, todo esto debido a que semanas antes, mi hermano se había estado encargando de todo, lo único que hice fue dar órdenes de lo que me gustaba y como quería mi cuarto.
Hizo un trabajo fenomenal —pensé.
—Acabo de mudarme a otro estado mamá —expliqué, dándome cuenta que estaba tardando más de lo normal en responder. Quería que tratara de entender la magnitud del cambio tan drástico que habíamos tenido—. Estaba por empezar mi tercer año de carrera en Economía y finanzas, tenía la posibilidad del intercambio con Oxford…ahora no sé si podré.
—Sabes que con esta nueva universidad tendrás más posibilidades —agarró mi rostro entre sus manos, su mirada me suplicaba que entendiera y lo hacía, pero era difícil.
—Sabes que no solo es eso, dejé muchas cosas en Atlanta —mis ojos se llenaron de lágrimas, pero me obligué a mí misma en no derramar ninguna, ya mucho había llorado cuando me despedí de todos mis amigos que se definían en cinco personas.
—¿Acaso no extrañabas vivir con tu hermano? —inquirió, con una pequeña sonrisa asomándose en su rostro.
Esa pregunta tocó un nervio. Hace cuatro años mi hermano mayor Jayden entró a la universidad de columbiatt…acá en Nueva york, así que llevábamos mucho tiempo viéndonos solo en vacaciones cuando él iba y nos visitaba en Atlanta, ambas lo extrañábamos demasiado, razón por la que influyó para que mi madre aceptara su nuevo trabajo.
—Sabes que sí —sonreí y la abracé—. Te prometo que pondré de mi parte. Ahora arreglaré mis cosas, entre más rápido lo haga podré sentirme en casa.
Negó levemente mientras observaba el reloj de su muñeca.
—Lo harás más tarde, tu hermano dijo que nos esperaba en el partido que tendrían hoy —fruncí mi ceño y negué rápidamente—. Alison, jamás lo has visto jugar desde que esta acá…sabes que esto es importante para él.
Y no pensaba hacerlo. No me malinterpreten, amaba con locura a Jayden, lo apoyaba en todo, pero una de las razones por las que no me gustaba tener que estudiar en el mismo lugar que él, se debía a mis años de instituto. Siempre fue el chico popular y todo aumentó exageradamente al ser parte del equipo de futbol, todos lo amaban y todas las mujeres morían por su majestad.
Tuve que soportar la cantidad de personas que se acercaban a mí solo por conveniencia, sufrí mi primer amor de la manera más traumática de todas, varias personas jugaron con mi amistad, literalmente no tenía a nadie verdadero a mi lado, sufrí tanto y eso desencadeno lo que soy ahora…una persona desconfiada con toda la población humana. Era de pocos amigos.
En mi anterior universidad era alguien que pasaba por desapercibido…una más del montón y sabía que el ir al partido donde estaría jugando, haría que todos supieran que soy la “hermanita pequeña de Walker”.
—Veré la transmisión y lo felicitaré en cuanto llegué —sonreí, mostrando mis dientes y entré a mi habitación, pero la advertencia de Madison Walker me había hecho saber que no me libraría de ir.
—No era una pregunta, iras a verlo. Creía que querías irte en tu propio auto hasta tu universidad.
Soltó, no sin antes recordar que solo tenía media hora para alistarme.
Llevaba mucho tiempo pidiendo un automóvil, quería ser independiente y no necesitar de mi madre para movilizarme o tener que utilizar el transporte público.
Tenía que ir a ese juego.
Aun mi ropa estaba entre maletas, así que agarré lo primero que pude ver que combinaba con la ocasión y entré a la ducha, tardándome poco tiempo.
Me alisté con unos shorts cortos tiro alto, una camisa del equipo de mi hermano, me quedaba grande, así que opté por lo más fácil que sería enrollarla, tenía su número y nuestro apellido en grande, unas converse, gorra, gafas, accesorios dorados y estaba lista.
Me horroricé al verme en el espejo, tenía muchas ojeras que una moderada cantidad de corrector arreglaría.
—¡ALISON BAJA! ¡NOS VAMOS! —escuché el gritó de mamá desde la planta de abajo, sí que tenía unos buenos pulmones.
Salí corriendo, casi cayéndome de boca en el último escalón. Era normal que pasara, vivía saludando al piso de maneras inimaginables… a este punto la vergüenza había abandonado mi ser.
Entré al automóvil con el corazón a mil, respiraba entrecortadamente y sentía que me desmayaría.
—N-No puedo…con…tanto —trataba de hablar.
—¿Es enserio? ¿Es enserio Alison? —inquirió atónita, al ser testigo de mi horrorosa salud física. Era un completo asco—. Necesitas con urgencias retomar el volleyball.
Solo asentí, no estaba en condiciones para hablar.
No tardamos mucho tiempo en llegar o eso me había parecido, siempre que empezábamos con nuestras famosas charlas del mundo empresarial todo parecía pasar más lento…aunque en realidad pasaba más rápido y cuando menos lo pensábamos, habíamos hablado hasta cuatro horas seguidas y más de veinte temas tocados.
—Mierda —susurró mamá, al ver la larga fila de automóviles parqueados afuera del estacionamiento.
—¿Acaso esta todo Nueva york acá? —cuestioné sorprendida. ¿siempre era así?
Tardamos más de diez minutos, hasta que pudimos estacionar el auto. Aún seguían personas llegando así que simplemente las seguimos, ninguna sabia donde quedaba el campo de juego…no sabíamos nada y era mi primera vez aquí, mi estomago se retorció al saber que el lunes empezaba en este lugar.
Poco a poco el ensordecedor ruido iba siendo más fuerte, cada lado del lugar gritaba eufóricos, mamá me agarró la mano y me guio, al parecer sabia a donde nos dirigíamos.
Empecé a fruncir mi ceño cuando en vez de subir las gradas, nos acercábamos atrás de la banda, el lugar VIP.
¿Cómo no lo había pensado antes? —me regañé mentalmente.
Era obvio que mi hermano nos quería en primera fila.
—¿Puedo ir a las gradas? Es más alto y…ok —asentí, al ver la advertencia en su mirada, era muy intimidante cuando quería.
Alguien nos detuvo, alegando que no podríamos ir a esos asientos, pero una vez que dimos nuestros nombres, nos dejó pasar sin problema e incluso nos llevó hasta nuestros asientos.
—Que buen servicio —susurré para mi entre risas.
Cuando estuvimos en nuestros puestos, me tomé el tiempo para mirar a mi alrededor y ver como muchas personas me miraban con curiosidad, otras con rabia y algunas con… ¿admiración?
¿Qué rayos? —pensé.
¿Por qué esas personas me… ¡mierda! ¡doble mierda!
Era claramente por la camisa del equipo de Jayden, seguro pensaban que era su novia.
Perfecto Alison, tu plan para ser invisible acaba de irse directo al caño.
De repente, todos empezaron a gritar aún más si todavía era posible, incluida mi madre lo que logro sobresaltarme un poco. Se levantaron de sus asientos, así que hice lo mismo, dándome cuenta cual era la razón, los jugadores de nuestra universidad habían hecho su entrada junto con los otros.
Empecé a buscar a mi hermano entre tanta testosterona, lo bueno de estar aquí es que literal estabas a solo unos pasos de donde se reunían ellos con su entrenador. Cuando lo encontré, me fue imposible no emocionarme y llamarlo, llevaba seis meses sin verlo…era mucho tiempo.
Una sonrisa apareció en su rostro en cuanto nos vio y corrió hacia nosotras, algo que sin duda no había pasado por desapercibido por el equipo y las personas de las gradas.
Empecé a sentir varias miradas en mí, pero solo una me interesó y era la del chico que se encontraba al lado de Jayden, había ladeado un poco su rostro para observarme y a pesar de la distancia considerable que había entre los dos, su mirada me intimidó a tal punto de sonrojarme. Miré a Jayden quien abrazaba a mamá para después hacerlo conmigo.
—Te extrañé muchísimo, pequeña—agarró mi rostro entre sus manos, besando todo mi rostro y logrando quitar mis gafas.
Mi rostro se calentó, pues sabía el numerito que estábamos dando, pero así era con él siempre que nos veíamos y… todo el tiempo en general, era el hijo y hermano más cariñoso de todos sin importar frente a quien nos encontráramos.
—También te extrañé, pero creo que tienes un juego que ganar —dije entre risas.
Este asintió y corrió nuevamente hacia sus compañeros… sin poder evitarlo me encontraba buscando aquel chico entre ellos, mi corazón saltándose un latido al ver que al igual que antes, aún seguía observándome, pero ahora su mirada era un poco mas ¿suave? e incluso…me miraba con diversión.
Creía que me había reconocido ya al no tener las grandes gafas que tapaban considerablemente la mitad de mi rostro.
Él empezó a quitarse su casco y…
¿Era yo o todo pareció ralentizarse de repente?
Acababa de ver esa pequeña acción en cámara lenta y cuando revolvió su cabello entre sus dedos. ¿Acaso todas habíamos suspirados? ¡Mierda!
Mis ojos se abrieron de par en par al darme de cara con que era el mejor amigo de Jayden.
Tragué en seco.
Mi yo de hace unos tres años atrás daba saltos y gritaba como toda una fan.
Era Noah Anderson, por dios.
Se preguntarán, ¿Quién rayos es Noah Anderson?
Es el mejor amigo de mi hermano desde hace cuatro años ya, en cuanto supe de su existencia por comentarios que hacía Jayden en Atlanta sobre su amistad y por las fotos de su red social donde aparecía, había tenido un flechazo sin dudarlo y es que, esos 1.85 metros eran una cosa de locos, su cabello castaño, sus ojos color avellana, su rostro y el irrefutable cuerpo de atleta, hacía que fuera malditamente irresistible para el ojo femenino e incluso masculino. Así de caliente e impresionante era Noah.
Había sido mi crush por dos largos años, siempre tuve la esperanza de verlo, pero cuando Jayden habló sobre la relación que tenía su mejor amigo con una porrista un año atrás, todo sentimiento de acoso por él se esfumó. Un prohibido con letras neón apareció en su rostro.
Joder tuve una pequeña tusa, patética lo sé. Se dan cuenta que jode más superar alguien con el que no fuiste nada y peor en mi caso… ¡con el que ni siquiera has hablado en tu aburrida vida!
Solo a mí me pasaba.
Ahora que lo veía y aunque estuviéramos a unos metros, estaba nerviosa como la mierda y mis manos empezaban a sudar, ¿el estado de mi corazón? Apunto de sufrir un paro.
De repente y sin preverlo, guiñó un ojo… ¡GUIÑÓ EL MALDITO OJO! ¡Y EN MI DIRECCIÓN!
¡Noah Anderson me había guiñado un ojo y aún vivía para contarlo!
—¿Soy yo o el quarterback acaba de guiñarte un ojo? —Madison me codeó con burla en su voz, hablaba un poco alto por el gran ruido que hacían los fanáticos—. Por lo que veo no le teme a Jayden ni a sus advertencias, seria divertido ver a tu hermano presenciando esto.
—¿Quarterback? —fijé mi mirada en mamá, obviando el hecho…por ahora, de que Jayden le haya advertido a Noah sobre mí. —¿habrían tenido charlas donde yo era la protagonista? ¿Mi nombre había salido de entre sus labios? No lo sabía, pero sin duda pronto lo haría— Jayden era muy protector y más cuando se trataba en temas románticos por el pasado—. ¿Es el Quarterback? ¿Capitán? ¿Mariscal de campo?
Esta asintió confundida y yo solo pude quedarme callada sin decir nada más.
Cuando nuevamente volteé a mirarlo, él estaba concentrado escuchando las indicaciones del coach, su ceño levemente fruncido mientras asentía a cada tanto.
¿Era posible que alguien se viera tan bien haciendo ese simple gesto?
La respuesta llegó inmediatamente al ver una pequeña sonrisa en su rostro.
Si eras Noah Anderson, claro que sí.
Últimos capítulos
#82 EXTRA #3 PARTE 2
Última actualización: 2/24/2025#81 EXTRA #3
Última actualización: 2/24/2025#80 EXTRA #2
Última actualización: 2/24/2025#79 EXTRA #1 PARTE 2
Última actualización: 2/24/2025#78 EXTRA #1
Última actualización: 2/24/2025#77 EPÍLOGO PARTE 2
Última actualización: 2/24/2025#76 EPÍLOGO PARTE 1
Última actualización: 2/24/2025#75 CAPÍTULO FINAL PARTE 2
Última actualización: 2/24/2025#74 CAPÍTULO FINAL PARTE 1
Última actualización: 2/24/2025#73 CAPÍTULO 73
Última actualización: 2/24/2025
Te podría gustar 😍
Fuera de Límites, Mejor Amigo del Hermano
—Vas a tomar cada pulgada de mí. —Susurró mientras empujaba hacia arriba.
—Joder, te sientes tan jodidamente bien. ¿Es esto lo que querías, mi polla dentro de ti? —Preguntó, sabiendo que lo había estado tentando desde el principio.
—S..sí —jadeé.
Brianna Fletcher había estado huyendo de hombres peligrosos toda su vida, pero cuando tuvo la oportunidad de quedarse con su hermano mayor después de graduarse, allí conoció al más peligroso de todos. El mejor amigo de su hermano, un Don de la mafia. Él irradiaba peligro, pero ella no podía mantenerse alejada.
Él sabe que la hermanita de su mejor amigo está fuera de límites y, sin embargo, no podía dejar de pensar en ella.
¿Podrán romper todas las reglas y encontrar consuelo en los brazos del otro?
Mi Luna Marcada
—Sí.
Exhala, levanta su mano y la baja para abofetear mi trasero desnudo de nuevo... más fuerte que antes. Gimo por el impacto. Duele, pero es tan excitante y sexy.
—¿Lo harás de nuevo?
—No.
—¿No, qué?
—No, Señor.
—Buena chica —acerca sus labios para besar mi trasero mientras lo acaricia suavemente—.
—Ahora, voy a follarte —me sienta en su regazo en una posición de monta. Nos miramos a los ojos. Sus largos dedos encuentran el camino hacia mi entrada e insertan sus dedos.
—Estás empapada por mí, nena —dice complacido. Mueve sus dedos dentro y fuera, haciéndome gemir de placer.
—Hmm —pero de repente, se van. Lloro mientras deja mi cuerpo ansiando por él. Cambia nuestra posición en un segundo, así que estoy debajo de él. Mi respiración es superficial y mis sentidos incoherentes mientras anticipo su dureza en mí. La sensación es fantástica.
—Por favor —suplico. Lo quiero. Lo necesito tanto.
—Entonces, ¿cómo te gustaría venirte, nena? —susurra.
¡Oh, diosa!
La vida de Apphia es dura, desde ser maltratada por los miembros de su manada hasta que su compañero la rechaza brutalmente. Está sola. Golpeada en una noche difícil, conoce a su segunda oportunidad de compañero, el poderoso y peligroso Alfa Lycan, y vaya que le espera la aventura de su vida. Sin embargo, todo se complica cuando descubre que no es una loba común. Atormentada por la amenaza a su vida, Apphia no tiene otra opción que enfrentar sus miedos. ¿Podrá Apphia derrotar la iniquidad que amenaza su vida y finalmente ser feliz con su compañero? Sigue para más.
Advertencia: Contenido maduro.
El Deseo Prohibido del Rey Licántropo
Esas palabras salieron cruelmente de la lengua de mi destinado—MI COMPAÑERO.
Él robó mi inocencia, me rechazó, me apuñaló y ordenó que me mataran en nuestra noche de bodas. Perdí a mi loba, dejada en un reino cruel para soportar el dolor sola...
Pero mi vida dio un giro esa noche—un giro que me arrastró al peor infierno posible.
Un momento, era la heredera de mi manada, y al siguiente—era una esclava del despiadado Rey Lycan, que estaba al borde de perder la cordura...
Frío.
Mortal.
Implacable.
Su presencia era el infierno mismo.
Su nombre un susurro de terror.
Juró que yo era suya, deseada por su bestia; para satisfacerlo incluso si me rompe
Ahora, atrapada en su mundo dominante, debo sobrevivir a las oscuras garras del Rey que me tenía bajo su control.
Sin embargo, dentro de esta oscura realidad, yace un destino primitivo....
De Mejor Amigo a Prometido
Una semana de boda en New Hope. Una mansión llena de invitados. Y una dama de honor muy resentida.
Para sobrevivir, Savannah lleva una cita —su encantador y pulcro mejor amigo, Roman Blackwood. El único hombre que siempre la ha apoyado. Le debe un favor, y fingir ser su prometido? Fácil.
Hasta que los besos falsos empiezan a sentirse reales.
Ahora Savannah está dividida entre mantener la farsa… o arriesgarlo todo por el único hombre del que nunca debió enamorarse.
Dura en Disfraz
—Jade, necesito revisar tu—comenzó la enfermera.
—¡FUERA!—gruñí con tanta fuerza que ambas mujeres retrocedieron hacia la puerta.
Una vez temida por la Organización Sombra que me drogó para replicar mis habilidades en una versión más controlable, había escapado de mis ataduras y detonado toda su instalación, lista para morir junto a mis captores.
En cambio, desperté en la enfermería de una escuela con mujeres discutiendo a mi alrededor, sus voces perforando mi cráneo. Mi estallido las congeló de shock—claramente no esperaban tal reacción. Una mujer amenazó mientras se iba—Discutiremos esta actitud cuando llegues a casa.
La amarga verdad es que he renacido en el cuerpo de una chica de secundaria con sobrepeso, débil y supuestamente tonta. Su vida está llena de acosadores y verdugos que han hecho su existencia miserable.
Pero no tienen idea de con quién están tratando ahora.
No sobreviví como la asesina más letal del mundo permitiendo que alguien me pisoteara. Y ciertamente no voy a empezar ahora.
Yo y Mi Esposo Multimillonario
Después de lidiar con hombres indignos y mujeres despreciables, Aurora está lista para vivir su vida libremente y sin disculpas. Pero el distante y misterioso Heath se acerca con una pregunta que lo cambia todo:
—¿Cuándo nos casamos?
La Cachorra del Príncipe Licántropo
—Pronto estarás rogándome. Y cuando lo hagas—te usaré como me plazca, y luego te rechazaré.
—
Cuando Violet Hastings comienza su primer año en la Academia de Cambiantes Starlight, solo quiere dos cosas: honrar el legado de su madre convirtiéndose en una sanadora hábil para su manada y pasar por la academia sin que nadie la llame rara por su extraña condición ocular.
Las cosas toman un giro dramático cuando descubre que Kylan, el arrogante heredero al trono de los Licántropos que ha hecho su vida miserable desde el momento en que se conocieron, es su compañero.
Kylan, conocido por su personalidad fría y sus maneras crueles, está lejos de estar contento. Se niega a aceptar a Violet como su compañera, pero tampoco quiere rechazarla. En cambio, la ve como su cachorrita y está decidido a hacer su vida aún más un infierno.
Como si lidiar con el tormento de Kylan no fuera suficiente, Violet comienza a descubrir secretos sobre su pasado que cambian todo lo que pensaba que sabía. ¿De dónde viene realmente? ¿Cuál es el secreto detrás de sus ojos? ¿Y ha sido toda su vida una mentira?
Perfecto bastardo
—Dime que no te acostaste con él, maldita sea —exigió entre dientes apretados.
—¡Vete al diablo, hijo de puta! —le respondí, intentando liberarme.
—¡Dilo! —gruñó, usando una mano para sujetar mi barbilla.
—¿Crees que soy una zorra?
—¿Entonces es un no?
—¡Vete al infierno!
—Bien. Eso es todo lo que necesitaba escuchar —dijo, levantando mi top negro con una mano, exponiendo mis pechos y enviando una oleada de adrenalina a través de mi cuerpo.
—¿Qué demonios estás haciendo? —jadeé mientras él miraba mis pechos con una sonrisa satisfecha.
Pasó un dedo sobre una de las marcas que había dejado justo debajo de uno de mis pezones.
¿El bastardo estaba admirando las marcas que me había dejado?
—Envuélveme con tus piernas —ordenó.
Se inclinó lo suficiente como para tomar mi pecho en su boca, chupando con fuerza un pezón. Me mordí el labio inferior para ahogar un gemido mientras él mordía, haciéndome arquear el pecho hacia él.
—Voy a soltar tus manos; no te atrevas a intentar detenerme.
Bastardo, arrogante y completamente irresistible, el tipo exacto de hombre con el que Ellie juró que nunca volvería a involucrarse. Pero cuando el hermano de su amiga regresa a la ciudad, se encuentra peligrosamente cerca de sucumbir a sus deseos más salvajes.
Ella es irritante, inteligente, sexy, completamente loca, y también está volviendo loco a Ethan Morgan.
Lo que comenzó como un simple juego ahora lo atormenta. No puede sacarla de su cabeza, pero nunca permitirá que nadie entre en su corazón de nuevo.
Incluso cuando ambos luchan con todas sus fuerzas contra esta ardiente atracción, ¿podrán resistirse?
Placeres culposos
¿Todo ha sido un error? ¿O quizás solo parte del destino? La ida por un vaso de agua, resultó en el inicio de un deseo culposo con consecuencias irreversibles.
Soy Erika Martín de 21 años, soy una latina, proveniente de Venezuela, me mudé de mi país buscando el sueño Americano ante una oportunidad de empleo como servicio doméstico en la mansión uzcategui, sin saber que mi destino cambiaría por completo, al conocer a Alejandro Uzcategui, el heredero y magnate de negocios más prestigioso dela ciudad, con una ciudad tan grande y él puso sus ojos en mi, su humilde y tímida empleada, que no sabe decirle que no, todo con él era perfecto, pero él tiene dos grandes defectos, es casado y jodidamente posesivo, me llama bomboncito y me reclama como suya. Estoy locamente enamorada de él y temo por la repercusiones de lo que vendrá, ya que se que no me dejará escapar, menos cuando sepa mi gran secreto.
Accardi
—Te costará algo —susurró antes de tirar de su lóbulo con los dientes.
Sus rodillas temblaron y, si no fuera por su agarre en su cadera, habría caído. Él empujó su rodilla entre sus muslos como un soporte secundario en caso de que decidiera necesitar sus manos en otro lugar.
—¿Qué quieres? —preguntó ella.
Sus labios rozaron su cuello y ella gimió mientras el placer que sus labios provocaban se hundía entre sus piernas.
—Tu nombre —exhaló él—. Tu verdadero nombre.
—¿Por qué es importante? —preguntó ella, revelando por primera vez que su corazonada era correcta.
Él se rió contra su clavícula.
—Para saber qué nombre gritar cuando vuelva a entrar en ti.
Genevieve pierde una apuesta que no puede pagar. Como compromiso, acepta convencer a cualquier hombre que su oponente elija para que se vaya a casa con ella esa noche. Lo que no se da cuenta cuando el amigo de su hermana señala al hombre taciturno sentado solo en el bar, es que ese hombre no se conformará con solo una noche con ella. No, Matteo Accardi, Don de una de las pandillas más grandes de la ciudad de Nueva York, no hace encuentros de una sola noche. No con ella, de todos modos.
La Pequeña Pareja de Alfa Nicholas
¿Qué? No—espera… oh Diosa Luna, no.
Por favor, dime que estás bromeando, Lex.
Pero no lo está. Puedo sentir su emoción burbujeando bajo mi piel, mientras que todo lo que siento es pavor.
Doblamos la esquina y el aroma me golpea como un puñetazo en el pecho—canela y algo increíblemente cálido. Mis ojos recorren la habitación hasta que se posan en él. Alto. Imponente. Hermoso.
Y luego, tan rápido como… me ve.
Su expresión se tuerce.
—Joder, no.
Se da vuelta—y corre.
Mi compañero me ve y corre.
Bonnie ha pasado toda su vida siendo destruida y abusada por las personas más cercanas a ella, incluida su propia hermana gemela. Junto a su mejor amiga Lilly, que también vive una vida de infierno, planean escapar mientras asisten al baile más grande del año que está siendo organizado por otra manada, solo que las cosas no salen como planeaban, dejando a ambas chicas sintiéndose perdidas e inseguras sobre su futuro.
El Alfa Nicholas tiene 28 años, sin compañera, y no tiene planes de cambiar eso. Este año le toca organizar el Baile Anual de la Luna Azul y lo último que espera es encontrar a su compañera. Lo que espera aún menos es que su compañera sea 10 años menor que él y cómo su cuerpo reacciona ante ella. Mientras intenta negarse a reconocer que ha encontrado a su compañera, su mundo se pone patas arriba después de que los guardias atrapan a dos lobas corriendo por sus tierras.
Una vez que las traen ante él, se encuentra nuevamente frente a su compañera y descubre que ella esconde secretos que lo harán querer matar a más de una persona.
¿Podrá superar sus sentimientos hacia tener una compañera y una que es tan joven? ¿Su compañera lo querrá después de sentir el dolor de su rechazo no oficial? ¿Podrán ambos trabajar en dejar atrás el pasado y avanzar juntos o tendrá el destino otros planes y los mantendrá separados?
Le Di una Bofetada a Mi Prometido—Luego Me Casé con su Némesis Multimillonario
Técnicamente, Rhys Granger era mi prometido ahora—millonario, increíblemente atractivo y un sueño húmedo de Wall Street. Mis padres me empujaron hacia el compromiso después de que Catherine desapareciera, y honestamente? No me importó. Había estado enamorada de Rhys durante años. Esta era mi oportunidad, ¿verdad? ¿Mi turno de ser la elegida?
Error.
Una noche, me abofeteó. Por una taza. Una estúpida, rota y fea taza que mi hermana le dio hace años. Fue entonces cuando me di cuenta—él no me amaba. Ni siquiera me veía. Solo era un reemplazo cálido para la mujer que realmente quería. Y aparentemente, ni siquiera valía tanto como una taza de café glorificada.
Así que lo abofeteé de vuelta, lo dejé y me preparé para el desastre—mis padres perdiendo la cabeza, Rhys teniendo una rabieta de millonario, su aterradora familia planeando mi prematura desaparición.
Obviamente, necesitaba alcohol. Mucho alcohol.
Entra él.
Alto, peligroso, injustamente atractivo. El tipo de hombre que te hace querer pecar solo por existir. Lo había conocido solo una vez antes, y esa noche, él simplemente estaba en el mismo bar que mi yo borracha y compadeciéndose de sí misma. Así que hice lo único lógico: lo arrastré a una habitación de hotel y le arranqué la ropa.
Fue imprudente. Fue estúpido. Fue completamente desaconsejado.
Pero también fue: El. Mejor. Sexo. De. Mi. Vida.
Y, como resultó, la mejor decisión que había tomado.
Porque mi aventura de una noche no es solo un tipo cualquiera. Es más rico que Rhys, más poderoso que toda mi familia, y definitivamente más peligroso de lo que debería estar jugando.
Y ahora, él no me va a dejar ir.












