Capítulo 50 Revelación de otros secretos

Me incómodo por eso y me acerco lentamente a él, me quedo a su lado y llevo mis manos a sus hombros para masajearlos y bajar la tensión.

—Lo siento —le digo muy cerca de su oído—, ¿Vayamos a almorzar, sí?

César respira hondo para calmarse de la tensión y se voltea para verme, apoyando su trasero e...

Inicia sesión y continúa leyendo