La esclava y la reina

Lucia se tocó la cabeza, que aún se sentía mareada. Al escuchar esta impactante declaración, Pierre no pudo decir nada, solo se quedó callado y condujo su coche hasta la casa de la señora Joana.

—¡Ya llegamos! ¿Quieres que te ayude a bajar? —preguntó Pierre ofreciéndole ayuda.

Lucia no respondió, ...