45. Llegan las sembradoras.

—¡Debes estar bromeando! —escupió Eve entre dientes, mirando la carta casi escrita que habían recibido minutos antes. El sobre estaba hecho pedazos, caído justo al lado de los pies de la Reina. Desde el momento en que tomó el pequeño trozo de papel en sus manos, Eve no pudo mover un músculo. Se qued...