

La obsesión del mafioso italiano
Nicoll Mercado · Completado · 112.7k Palabras
Introducción
Entre la calidez de su apartamento y la frialdad de los engaños, ambos se sumergen en una atracción peligrosa. A medida que los muros se elevan, la obsesión de Vicenzo se torna una maldición.
¿Podrá Karina escapar de las garras de su oscuro pasado, o sucumbirá a la seducción de un mafioso obsesionado?
Capítulo 1
Hoy hace mucho frío. Actualmente, estoy en camino a la tienda en busca de alimentos para mi despensa vacía y un delicioso chocolate caliente, ya que soy adicta a él.
—Son veinte dólares —me informa el tendero al entregarme las bolsas. Con dinero en mano, le agradezco y salgo de nuevo, sosteniendo una sombrilla para protegerme de la tormenta de nieve que sigue cayendo.
—¡Mgm! —detengo mis pasos, asustada por un quejido que acabo de escuchar. Aprieto con fuerza el asa de la bolsa y me giro hacia el lugar de donde provienen los gemidos.
Mirando alrededor, solo veo nieve cayendo, pero al enfocarme en los contenedores de basura, cubiertos también de nieve, distingo una silueta extraña.
—¿Hola? —me acerco lentamente, observando una figura humana en cuclillas en la esquina de los contenedores —¿Estás bien?
Dejo la bolsa en el suelo por un momento y me acerco sigilosamente. Podría estar corriendo en una situación así, ya que no sé si esta persona es peligrosa, pero aquí estoy, de buen corazón, inclinándome hacia la silueta que sigue jadeando.
—Oye, ¿te encuentras bien? —pregunto de nuevo. Esta vez, alza la cabeza, revelando un rostro masculino magullado.
Es un hombre cubierto de nieve, con heridas en el rostro y rastros de sangre en la nieve, indicando otra lesión.
—La tormenta está intensa, y los pronósticos no son optimistas —comento, captando su atención, aunque solo asiente con la cabeza —¿Debería llamar a la policía? Estás herido y no parece estar en buena condición. Podrías morir aquí afuera con este frío.
A pesar de mis intentos, no obtengo respuesta al hablarle. Sin embargo, al levantar la cabeza, sus ojos fríos, frágiles y vacíos me miran sin emociones. Es lo que veo ahora. ¿Estaré en peligro? Debería seguir mi camino y dejarlo aquí, pero...
—¿Dónde vive? ¿Es un vagabundo o algo así? —insisto en el interrogatorio —¿Me escucha? No tengo toda la noche.
Maldición, no logro obtener ninguna respuesta. Su silencio me obliga a buscar algún teléfono o contacto entre sus ropas. Aunque invado su espacio personal, no quiero un cadáver cerca de mi edificio.
—Detente —me habla, haciéndome caer en la nieve por su voz ronca y repentina.
—¿Puede hablar? —pregunto, evidentemente de manera tonta —Dígame dónde vive o me veré obligada a llamar a la policía.
Baja la cabeza sin darme respuesta. "Parece un cadáver".
Suspirando y renuente a continuar con esta absurda insistencia, me levanto, tomo mi sombrilla de nuevo y recojo la bolsa que dejé en el suelo.
El hombre sigue jadeando, no sé si es por el frío o porque está herido, pero ambas cosas son cruciales para morir aquí afuera.
—Oiga —le hablo una vez más —¿Puede levantarse? Lo llevaré conmigo.
Sí, está mal. No debería recoger a un extraño de la calle, especialmente con el peligro que acecha últimamente en esta colonia. Sin embargo, no puedo simplemente irme a mi apartamento, comer y dormir tan tranquilamente después de encontrar a una persona moribunda en la calle que necesita ayuda urgente. Además, está nevando fuertemente, y pronto morirá si permanece aquí.
«Un poco de humanidad, Karina, solo un poco».
Con todas las fuerzas que tengo, ayudo a levantar al hombre del suelo. Suelta un quejido en el proceso, pero luego se apoya en mí y avanzamos hundiendo los pies en la espesa nieve. Es más grande de lo que aparenta, no lo puedo ver claramente por su mal estado, pero es demasiado alto. Me siento como una pulga. ¿Estaré haciendo lo correcto? No lo sé, pero ya está hecho.
Llegamos a mi edificio, entramos y tomamos el ascensor que nos lleva al quinto piso, donde está mi apartamento. Con dificultad, avanzo por el pasillo hasta que finalmente encuentro mi puerta. Ingreso la tarjeta y esta se abre. Lo primero que cae al piso es el hombre herido cuando estamos adentro.
—Oiga, ¿puede oírme? —lo sacudo, manteniéndolo despierto —¿Ya se murió?.
Por su quejido deduzco que no. Así que me apresuro al baño y lleno la tina de agua tibia para combatir el frío, busco una toalla seca y luego salgo en busca del sujeto, que sigue inerte recostado en la pared.
—Su colaboración no estaría de más —comento, tomándolo con mis débiles fuerzas nuevamente —¿Puede moverse? Necesito que se dé una ducha con agua tibia; la hipotermia es peligrosa.
—Puedo hacerlo —su voz ronca me sacude de nuevo.
—Entonces, lo dejaré en el baño; lo demás queda a su disposición —le indico. Pasando su mano por mi hombro, lo encamino hasta el baño, y después de dejarlo adentro, salgo y cierro la puerta.
«Nada más falta que lo bañe también».
Sé que no está bien lo que estoy haciendo, porque hay varias variables negativas en esta situación. Uno: puede ser peligroso, ¿y si me hace algo? Dos: no sé quién ni por qué lo dejaron de esa manera tan deprimente, herido y casi muerto. Y tres: podría ser algún indigente malherido de la calle que no tuvo a dónde ir. Pero eso lo averiguaré después.
—¡Joder! —suelto una maldición al escuchar un golpe provenir del baño.
Me apresuro a entrar para encontrarme con el hombre al lado de la tina, desnudo y con rastros de sangre manchando el piso.
—¿¡Está bien!? —corro hacia él, ayudándolo a mantenerse firme —Oiga, diga algo, no se muera en mi baño.
—Frío...—balbucea casi en un susurro —mucho...
—Le ayudaré —me ofrezco, tomando un recipiente del lavabo para lavarlo con el agua tibia de la tina, pero me detengo al ver su cuerpo desnudo; sin embargo, no es eso lo que me distrae, sino la herida hecha, al parecer, con un objeto punzante en su abdomen que sigue sangrando.
—Date prisa...—murmura débilmente, sacándome de mi shock mental.
—Oh, sí —reacciono, comenzando a echarle agua cuidadosamente, pero a este paso tardaré toda la noche en terminar —. Lo lamento, pero esta es la forma más rápida.
Tomo la regadera, me enderezo y empiezo a rociar el agua sobre él, quien al sentir la presión, hace una mueca de dolor.
—Arde —se queja —detente.
—Solo un poco más —le pido, lavando su cuerpo golpeado y lleno de sangre con una mano, mientras que con la otra sostengo la regadera.
Me distrae un poco la figura de su cuerpo. Está muy tonificado como para ser un indigente, y sus facciones me gritan a pulmón que tuvo una buena vida, solo que está maltratado. Además, tiene tatuajes en varias partes de su cuerpo, como en los brazos, pecho y espalda.
«Creo que cometí un error al traerlo».
—Ya es suficiente con esto—dictamino, terminando con el baño —espere aquí un momento, traeré algo de ropa.
Lo dejo un poco más débil de lo normal en el piso del baño. Salgo y rebusco en el clóset algo que sea de su talla. Anteriormente, mi ex novio venía aquí según a visitarme y terminábamos en la cama, así que debe de haber alguna prenda por aquí.
Logro hallar un pantalón de tela que él usaba para dormir y una playera negra. Eso será suficiente, aunque dudo que sea de su talla. Ese hombre se ve mucho más grande.
—¿Sigue vivo? —entro al baño con la ropa y sostengo una toalla —encontré algo de ropa, así que lo dejo cambiarse.
—Bien —musita.
Antes de salir, me detengo y lo miro.
—Es aconsejable que no se ponga la playera aún, hay que tratar esa herida —concluyo y cierro la puerta.
La ropa que traía puesta era una camisa negra y un pantalón negro también, además de zapatos caros. No parece ser de la calle; su aspecto tampoco sugiere eso.
¿Debería llamar a la policía? No creo que sea una buena idea en plena tormenta de nieve, y mucho menos cuando él está herido. Podrían involucrarme a mí en eso.
Meto la ropa del hombre en la lavadora y pongo los zapatos a secar mientras él sale del baño. Al darme cuenta de eso, saco las compras que hice y llevo el paraguas a una esquina de la sala. Acomodo todo y luego pongo a hervir el chocolate caliente.
Realizo varias tareas, como cambiarme de ropa, buscar el botiquín de primeros auxilios, terminar de hacer el chocolate, pero el hombre sigue sin salir del baño. Ya era suficiente verlo desnudo; incluso ahora, lo pienso con más claridad y me da vergüenza.
—Oh —diviso la figura frente a mí. Alta, sin camisa, aún con gotas de agua deslizándose por su torso desnudo, y con algunas partes moradas y verdes por los golpes, sin mencionar esa herida que aún sangra —. Creo que le ha quedado un poco estrecha la ropa, es lo que tenía por el momento. Mañana podrá usar la que tenían antes, la puse a secar.
—Gracias —me dice, con el cabello goteando todavía.
—Es hora de tratar su herida —le digo —tome asiento en el sofá un momento.
Hace lo que le digo, se sienta en el sofá mientras yo saco alcohol, algodón y unas vendas del botiquín.
—Dolerá un poco —le aviso, antes de llevar el algodón húmedo a la herida del abdomen.
Es un corte, pero por suerte no es tan profundo. Quizás deje cicatriz. Hace una mueca mientras lo trato, pero permanece quieto. Finalmente, termino de desinfectar y le pongo una venda para que no siga sangrando.
—Creo que estará bien con eso —comento, para luego posar mis ojos en su rostro golpeado —¿Quiere que le ayude con su cara también? No tiene buen aspecto.
Asiente con la cabeza sin gesticular palabras. Lo determino por un breve momento, maquinando en mi cabeza cómo se vería su rostro sin golpes. Ahora se ve guapo; me lo imagino sin esos moretones. Mirándolo más de cerca, noto el color de sus ojos. Azules oscuros. ¿Será un tipo de modelo perdido que fue asaltado? Si es así, no quiero estar involucrada; ya he tenido suficiente en el pasado.
—Quédese quieto por un momento —señalo, sentándome más cerca a su lado, y con mi mano extendida empiezo a limpiar lentamente sus heridas.
Es un poco incómodo que me esté mirando detenidamente mientras lo hago. Ahora que lo analizo mejor, no se ve como un hombre indefenso, más bien es todo lo contrario.
—Ya está hecho —culmino, terminando de untarle un poco de crema para los moretones.
No me dice nada, solo me observa en silencio mientras recojo las cosas dentro del botiquín, y me alejo para guardarlo.
—¿Desea tomar chocolate caliente? Hice un poco, le servirá para el frío —le ofrezco, rebuscando una taza en la cocina —¿Sí o no?.
—Sí.
Sirvo el chocolate y se lo entrego, ahora mirándolo con la camiseta que antes era de mi ex. Me traen recuerdos buenos y también desagradables.
—¿Desea comer algo?.
—Sí, no te importa.
—Es bastante bueno con las palabras después de todo —comento, dándole la espalda y sirviendo la sopa que había cocinado mucho antes de salir de compras —¿Se siente mejor ahora?.
—Supongo.
Es de pocas palabras, pero aún así su voz se escucha débil.
—Gracias —lo escucho decir —por todo.
—No fue nada —sigo en la cocina moviendo los platos y cubiertos de un lugar a otro —. Fue un acto natural de humanidad ante una persona que necesitaba ayuda, eso es todo.
Pensándolo bien, ¿Qué haré después con este hombre? ¿Tendrá a dónde ir?.
—Listo —dejo el plato de sopa en la mesa de centro —está caliente todavía, tómelo con calma. Y si no es de su gusto, lo entiendo, no soy experta cocinando.
—¿Aceptas a cualquier extraño en tu casa tan deliberadamente?.
—¿Cómo? —lo miro confusa.
—No sabes quién soy —me estremezco con esa mirada tan profunda y fría —¿No tienes miedo de que te haga algo?.
Trago grueso, cortando el contacto visual.
—Por el momento no aparenta ser alguien peligroso —musito, no muy convencida de mis propias palabras —¿O acaso sí lo es? Aunque si lo fuera, no creo que sea tan desagradecido como para atacarme después de que le salvé la vida. Y si me pregunta por qué lo metí a mi apartamento siendo un total extraño, es porque no nací con un corazón tan duro que lo iba a dejar morir ahí afuera en medio de la tormenta de nieve, ¿Bien?.
—Vicenzo.
—¿Qué?.
—Me llamo Vicenzo—repite.
—Ah, Vicenzo...—pronuncio suave —¿Eres italiano?.
—Sí.
—Yo soy-...—me corto, mirándolo fijamente, reconsiderando mi torpeza de darle mi verdadero nombre —. Soy Kira, puede llamarme así.
—Kira —acaricia el nombre con su acento —. Te debo la vida, Kira.
No supe qué responder, porque ahora no se ve tan vulnerable como antes, más bien su aspecto moribundo ha cambiado. ¿Quién será y de dónde viene en realidad?.
Estaba a punto de decirle algo más antes de seguir comiendo, pero en ese instante, el timbre de la puerta sonó. Me disculpé con él antes de dirigirme a la misma y abrirla, para encontrarme con la última persona que deseaba ver en este momento. Con otro hombre hospedado aquí, conociendo esos celos suyos, se armará un escándalo si lo ve.
—¿Qué haces aquí? —le puse mala cara.
—Vine a verte —trató de acercarse, pero me alejé.
—¿Para qué? —cuestioné cortante.
—Vamos, cariño, sabes que te extraño —tomó mi mano y puso esa cara lastimera de nuevo —¿No podemos solo hablar? He venido con esta tormenta solo para verte.
—No te pedí que lo hicieras.
—Kari-...—antes de que terminara de decir mi nombre, le puse una mano en la boca y salí con él al pasillo cerrando la puerta del apartamento a mis espaldas. Primero, porque no quiero que vea a Vicenzo y segundo, porque no quiero que ese extraño sepa mi verdadero nombre. Tengo que ser cautelosa por ahora.
—¿Qué crees que haces al venir hasta aquí? Ya te he dejado las cosas claras, deja el acoso constante conmigo, no va a funcionar —espeté irritada —¿Por qué no vas con Angelina? Ella te dará lo que necesites en la cama.
—Karina, sabes que ella no me gusta, te necesito a ti, todo lo que pasó fue un error que no volverá a ocurrir, te lo juro.
—Claro que no volverá a ocurrir, porque no volveré contigo. Así que lárgate de mi apartamento, no quiero volver a verte.
Hice un ademán de entrar de nuevo, pero me sostuvo la muñeca con fuerza, entorpeciendo mi paso.
—Karina, enserio quiero que esto funcione de nuevo —esta vez me abraza contra la pared, rodeando todo mi cuerpo con sus brazos —¿Sabes cuánto he sufrido estos últimos meses? Por favor vuelve, volvamos a ser como antes, y sigamos con los preparativos de la boda.
Sonrío amargamente, cerrando los ojos por unos breves segundos para luego empujarlo lejos de mí tanto como pueda.
—¿Preparativos de boda? —lo miro con desdén —no seas tan cínico y descarado, Vladimir. Eso era antes de que te metieras en las piernas de Angelina, ve con ella y dile que se case contigo, que soporte la basura que eres, porque yo contigo no vuelvo nunca.
—¡Angelina no es nada para mí!.
—¡Y tú tampoco lo eres para mí, así que vete y déjame en paz!.
Le cierro la puerta en la cara escuchando sus maldiciones del otro lado, y sus gritos diciendo que va a recuperarme a como dé lugar. Golpea la puerta con fuerza hasta que se cansa y se va. Suelto un suspiro angustioso para luego encontrarme con unos ojos azules que me miran con reproche mientras deja los trastes en el lavabo después de terminar de cenar.
Últimos capítulos
#61 EXTRA 3
Última actualización: 12/20/2024#60 EXTRA 2
Última actualización: 12/20/2024#59 EXTRA 1
Última actualización: 12/20/2024#58 EPÍLOGO
Última actualización: 12/20/2024#57 57. Final
Última actualización: 12/20/2024#56 56. Tú tan mía y yo tan tuyo
Última actualización: 12/20/2024#55 55. Luna de miel adelantada
Última actualización: 12/20/2024#54 54. Victoria y sorpresa
Última actualización: 12/20/2024#53 53. Camino al caos
Última actualización: 12/20/2024#52 52. Tendremos un hijo
Última actualización: 12/20/2024
Te podría gustar 😍
Segundas Oportunidades
—Joder, ángel, estás tan mojada.
Cuando el amante encontró su camino de regreso. Estaba embarazada hace 12 años, pero desaparecí de su vida. A medida que mi hija crece y se parece más a él, mi anhelo se profundiza. Ahora, en una gala, lo veo inesperadamente de nuevo, ahora un encantador CEO.
Amé a Nicolás con todo mi corazón durante años mientras estábamos en la universidad, pero una noche quedé embarazada, la única noche que no usamos protección. Tuve que huir de él; tenía un futuro brillante por delante, tenía un negocio para el que había sido preparado desde niño. No podía interponerme en su camino, no podía destruir sus esperanzas y sueños como el embarazo destruiría los míos, así que tuve que huir y tuve que irme a un lugar donde él no me buscara. Doce años después, soy enfermera, lo cual no era mi sueño en absoluto, pero ponía comida en la mesa y eso era lo importante. Una de mis colegas me dio entradas para ir a un Baile de Navidad y ¿con quién me encuentro? Con el amor de mi vida, el hombre del que huí, el hombre que se parece a mi hija, y en su brazo, por supuesto, estaba la modelo más hermosa. Desde que lo dejé, me aseguré de seguirlo en las redes sociales y en los periódicos; obviamente usé otro nombre en las redes sociales y siempre tenía una modelo en su brazo, siempre. La cosa es que ninguna de ellas se parecía a mí, lo que me hizo darme cuenta de que él me había superado. Verlo en la vida real y no solo en mi teléfono o en los periódicos me arrancó el corazón del pecho, especialmente con la modelo a su lado.
Mi Esposo Quiere Un Matrimonio Abierto
El mundo de Julie se desmorona cuando su esposo, Ryan, revela que quiere un matrimonio abierto. Su razón: necesita un hijo ya que no han podido tener uno. Julie acepta a regañadientes para salvar su matrimonio.
Al día siguiente, Ryan regresa a casa con su secretaria, confirmando la sospecha de Julie de que su aventura estaba ocurriendo a sus espaldas.
Julie, con el corazón roto y llena de rabia, busca consuelo en un bar, donde conoce a un fascinante desconocido llamado Luke, quien cambia las reglas del juego. Julie se confía a Luke mientras beben, y él propone un plan arriesgado: él actuará como su "novio" para darle la vuelta a la situación con Ryan.
Julie acepta, desencadenando una serie de eventos que desafiarán todo lo que creía saber sobre el amor, la lealtad y sobre sí misma.
Una hermosa coincidencia
La Cachorra del Príncipe Licántropo
—Pronto estarás rogándome. Y cuando lo hagas—te usaré como me plazca, y luego te rechazaré.
—
Cuando Violet Hastings comienza su primer año en la Academia de Cambiantes Starlight, solo quiere dos cosas: honrar el legado de su madre convirtiéndose en una sanadora hábil para su manada y pasar por la academia sin que nadie la llame rara por su extraña condición ocular.
Las cosas toman un giro dramático cuando descubre que Kylan, el arrogante heredero al trono de los Licántropos que ha hecho su vida miserable desde el momento en que se conocieron, es su compañero.
Kylan, conocido por su personalidad fría y sus maneras crueles, está lejos de estar contento. Se niega a aceptar a Violet como su compañera, pero tampoco quiere rechazarla. En cambio, la ve como su cachorrita y está decidido a hacer su vida aún más un infierno.
Como si lidiar con el tormento de Kylan no fuera suficiente, Violet comienza a descubrir secretos sobre su pasado que cambian todo lo que pensaba que sabía. ¿De dónde viene realmente? ¿Cuál es el secreto detrás de sus ojos? ¿Y ha sido toda su vida una mentira?
Coronada por el Destino
—Ella solo sería una Criadora, tú serías la Luna. Una vez que esté embarazada, no la tocaría de nuevo —la mandíbula de mi pareja Leon se tensó.
Reí, un sonido amargo y roto.
—Eres increíble. Prefiero aceptar tu rechazo que vivir así.
——
Como una chica sin lobo, dejé a mi pareja y a mi manada atrás.
Entre los humanos, sobreviví convirtiéndome en una maestra de lo temporal: saltando de trabajo en trabajo... hasta que me convertí en la mejor bartender de un pequeño pueblo.
Ahí es donde me encontró el Alfa Adrian.
Nadie podía resistirse al encantador Adrian, y me uní a su misteriosa manada oculta en lo profundo del desierto.
El Torneo del Rey Alfa, que se celebra cada cuatro años, había comenzado. Más de cincuenta manadas de toda Norteamérica estaban compitiendo.
El mundo de los hombres lobo estaba al borde de una revolución. Fue entonces cuando volví a ver a Leon...
Dividida entre dos Alfas, no tenía idea de que lo que nos esperaba no era solo una competencia, sino una serie de pruebas brutales e implacables.
Sanando a Su Luna Rota....
Colmillos, Destino y Otras Malas Decisiones
Después de descubrir que su novio le había engañado, lo último que esperaba era tropezarse con un hombre herido en un callejón. Y definitivamente no uno con colmillos. Pero gracias a una mezcla de cócteles, vergüenza y sus cuestionables elecciones de vida, se lo lleva a casa. Resulta que no es cualquier vampiro—es un rey. Y según él, ella es su compañera predestinada.
Ahora, está atrapada con un chupasangre sobreprotector y taciturno que sigue rescatándola, una lista creciente de enemigos que quieren matarla, y una atracción innegable que hace muy difícil recordar por qué enamorarse de un vampiro es una terrible idea.
Porque si no tiene cuidado, no solo perderá su corazón—perderá su humanidad.
Mis Gemelos Alfa Posesivos Para Pareja
Regla número 1 - Sin Compañeros
«Déjame ir», lloriqueo, mi cuerpo tiembla de necesidad. «No quiero que me toques».
Me caigo sobre la cama y luego me doy la vuelta para mirarlo fijamente. Los tatuajes oscuros de los hombros cincelados de Domonic se estremecen y se expanden con el movimiento de su pecho. Su profunda sonrisa llena de arrogancia se extiende detrás de sí mismo para cerrar la puerta.
Mordiéndose el labio, se dirige hacia mí, con la mano pegada a la costura de sus pantalones y a la protuberancia que hay allí.
«¿Estás seguro de que no quieres que te toque?» Susurra, desatando el nudo y metiendo una mano dentro. «Porque juro por Dios que eso es todo lo que quería hacer. Todos los días, desde el momento en que entraste en nuestro bar, percibí tu sabor perfecto desde el otro lado de la habitación».
Draven, nuevo en el mundo de las palancas de cambio, es un humano que huye. Una chica hermosa a la que nadie podría proteger. Domonic es el frío alfa de la manada de lobos rojos. Una hermandad de doce lobos que viven según doce reglas. Reglas que juraron que NUNCA podrían romperse.
Especialmente, regla número uno: No hay amigos
Cuando Draven conoce a Domonic, sabe que ella es su compañera, pero Draven no tiene ni idea de lo que es una pareja, solo que se ha enamorado de un cambiaformas. Un alfa que le romperá el corazón al hacer que se vaya. Prometiéndose a sí misma que nunca lo perdonará, desaparece.
Pero no sabe nada del bebé que está embarazada ni de que, desde el momento en que se fue, Domonic decidió que las reglas estaban hechas para romperlas, ¿y ahora volverá a encontrarla? ¿Lo perdonará?
Dejando Ir
Esa fatídica noche lleva a Molly y a su mejor amigo Tom a guardar un secreto muy cerca de sus corazones, pero mantener este secreto también podría significar destruir cualquier oportunidad de un nuevo futuro para Molly.
Cuando el hermano mayor de Tom, Christian, conoce a Molly, su disgusto por ella es instantáneo y hace poco esfuerzo por ocultarlo. El problema es que se siente atraído por ella tanto como la detesta, y mantenerse alejado de ella empieza a convertirse en una batalla, una batalla que no está seguro de poder ganar.
Cuando el secreto de Molly se revela y ella se ve obligada a enfrentar el dolor de su pasado, ¿podrá encontrar la fuerza para quedarse y superar el dolor o huirá de todo lo que conoce, incluyendo al único hombre que le da esperanza de un futuro feliz? Una esperanza que nunca pensó volver a sentir.
Una Noche de Pasión con Mi Jefe
¿Casada con un Marido Feo? ¡No!
Mi malintencionada hermanastra me amenazó con matar a mi hermano y me obligó a casarme con un hombre del que se rumoreaba que era indescriptiblemente feo. No tuve más opción que obedecer.
Sin embargo, después de la boda, descubrí que este hombre no era nada feo; al contrario, era a la vez guapo y encantador, ¡y además era multimillonario!