
Jefe perverso.
mayte ferreira · Completado · 151.8k Palabras
Introducción
Alejandro estaba acostumbrado a divertirse con las mujeres. A jugar con ellas hasta sacarse las ganas, hasta que la vida lo puso delante de una que le daría vuelta su mundo y lo arrastraría a un sinfín de emociones que, en la lucha por rechazarlas, terminaría en una cadena de errores que le costarían más que su reputación. Su amor por ella.
Dicen que uno hace todo por amor… incluso lastimar a la persona que se ama.
Capítulo 1
Si me hubieran dicho que la carrera de abogacía sería así de agotadora, habría elegida estudiar otra cosa. Algo con menos carga horaria, menos años y por sobre todo, que no me llene de indignación. ¿Pueden creer que una madre pierde el juicio contra el abusador de su hija solo por una foto en Facebook? Aún no puedo creer cómo, siendo mujer, la jueza argumente que fue provocación por las fotografías que la menor había subido a su Facebook hace años atrás.
Estoy enfurecida.
—Te juro, no lo puedo creer —le digo a mi mejor amiga, Abril mientras nos acomodamos en una de las mesas en el Café.
—Te entiendo, pero así es el mundo de las leyes. Hay abogados que son éticos y que en verdad les importan sus defendidos, que buscan la verdad. Después están otros a los que solo les interesa aumentar sus cuentas bancarias y ser polémicos. De esa forma ganan popularidad o éxito como quieras llamarlo.
—Pero es injusto —exclamo; me rehusó a aceptar que a un ser humano les mueva más el dinero que buscar la verdadera justicia.
—Y nadie dice que no, pero aun así nos encontraremos con ese tipo de situaciones a lo largo de nuestra carrera. Tenés que ser objetiva y no involucrarte más de la cuenta—. Y sé porque me lo dice.
El año pasado me había tocado realizar mi pasantía con una abogada que además de tener pensamiento machista, juzgaba a la víctima por el simple echo de tener que vender su cuerpo para alimentar a sus hijos, una hija de puta. Ahora les comento por qué
La mujer tenía a cargo la defensa de uno de sus clientes, quien la había violado, porque la trabajadora le había dicho «No» y bueno, estos “nenes bien” se creen que todos deben arrodillarse a lo que piden, que nadie tiene el derecho a negarse a algo que ordenan y como la joven no quiso acceder al tipo de sexo que pedía, en pleno acto empezó a violarla.
Estaba toda marcada, e incluso le provocó desgarro uterino ¿Pero saben qué? No hubo justicia porque la abogada se cogía a su defendido.
Esto me indigna, porque no importa cuánto avancemos en esta sociedad, siempre va haber gente retrograda con argumentos machistas y moralistas. Pero ahí la tenés, se llena la boca hablando de los derechos de las mujeres y se coge al tipo que el día de mañana, si algo no le gusta, puede hacerle lo mismo.
—Lo sé, pero solo espero que este año sea diferente. Quisiera a alguien como el profe Galindez, ese si es un buen abogado y vela por el derecho de los niños y niñas. La verdad que desearía ser así de profesional—. Ambas sonreímos, porque coincidimos en que es el mejor profesor que tiene la universidad y un excelente abogado que siempre busca justicia para sus defendidos.
—Lo vas a ser, sé que sí. Esperemos que este año nos toque un bufete con abogados decentes y éticos.
Terminamos a carcajadas; hoy en día es difícil encontrar un grupo de abogados en el que no haya ni uno corrupto, pero de cada 10, ¿7? ¿8? No importa la mayoría lo son y eso es triste. Por eso en nuestro país todos hacen lo que quieran y si tienen 9lata es seguro que no hay justicia.
—Cambiemos de tema ¿Y Mauro?
—Bien, por suerte, aunque debo decir que últimamente está ocultando algo —. Se muestra pensativa, y yo me muerdo la lengua para no contarle lo que sé.
Mauro, su novio, había estado buscando trabajo para poder mudarse juntos, porque, aunque ambos trabajaban y estudiaban, el ingreso no les es suficiente para costearse los gastos solo, y ella que vive con sus padres es lógico que los gastos de mantener una casa son elevados.
—Tranquila —digo conteniendo el deseo de contarle, y ella se da cuenta de que sé algo.
—¿Qué es?
¿Cómo engañarla? Abril me conoce como la palma de su mano, pero claro, no iba a decirle.
—Amiga, le prometí no decirte nada. No jodas.
Ambas reímos porque sabe que cuando me comprometo a no decir algo tan importante para ella o para él, lo cumplo y este es el caso.
Seguimos tomando nuestros cafés y hablando sobre las pasantías que nos tocan este año y estamos ansiosas por poner en práctica todo lo que hemos aprendido.
El profesor Galíndez se había pedido licencia, por lo que ambas esperábamos ansiosas saber en qué estudio jurídico nos toca.
Debo admitir que la ansiedad me está matando y que siquiera las 3 veces que me he autocomplacido anoche me han servido para sentirme relajada y no comprendo por qué.
Cuando el celular nos suena, nos miramos y aunque no debería estar nerviosa porque ya he pasado por esto, muy en el fondo siento que esta vez será diferente.
—¿Lista? —nos preguntamos ambas al mismo tiempo y tomando el celular en nuestras manos.
—¿Al mismo tiempo? —propone y yo solo asiento.
Abro el mensaje y mientras espero a que el circulito se cargue, llevo mi dedo pulgar a la boca y muerdo la uña; siempre lo hago cuando estoy ansiosa como ahora.
Una vez que se carga y leo el nombre del estudio y el del abogado no doy crédito de ello. Mientras tanto, Abril salta de alegría.
—Licenciada Acuña—. Esa abogada es el mayor exponente del campo del derecho de familia, rama en la que Abril quiere especializarse. Ella siente una gran admiración por la licenciada y se conoce su hoja de vida de memoria, por lo que no me extraña su felicidad desbordada. Cuando al fin se calmó y nota la expresión en mi rostro no puede evitar preocuparse. —¿Amiga?
Sin decir nada expongo mi teléfono delante de sus ojos y en el rostro de ella se esboza una sonrisa.
—Creo que los dioses te han escuchado —se burla para pronunciar las tres palabras que estoy segura, me va a cambiar la vida, o eso quiero que pase. —Licenciado Santino Rivas.
Estaba ansiosa y no porque me tocaría hacer mis pasantías con un abogado como Sebastián Vega, sino porque con él aprendería mucho.
«¿A quién querés engañar? Ambas sabemos que es porque te morís de ganas por hacer realidad tus sucias fantasías»
Mi consciencia se encarga de traer a colación la cantidad de veces en que me he soñado teniendo sexo salvaje con él, aunque por lo poco o nada que se conoce de su vida privada, empiezo a coincidir en lo que dijo Ana, quizás es homosexual y por eso no se lo ha visto con ninguna mujer. Es más, recuerdo que hace unos meses, leí una nota en una revista importante del país, que lo vinculaban con un empresario importante de la moda, un tal Santiago Beltrán, con el que se había reunido en varias ocasiones y bueno, han deducido que tienen una relación sentimental, aunque francamente deseo que eso no sea real.
Con los nervios a flor de piel, decido escoger un atuendo que sea formal y sugestivo, porque deseo verme sensual, aunque claro, lo importante es la carrera, pero mentiría si dijera que no quiero que note mi presencia. Estoy ansiosa por llegar al estudio y ver que, impresión consigo de su parte.
Busco entre mis trajes formales, uno que me quede sexi, pero elegante.
Una falda por encima de las rodillas en color negro, una camisa abotonada hasta el cuello junto a un moño anudado y un saco del mismo color que la falda con botones plateados metálicos; unas medias de mi tono de piel, los tacos agujas de cuero y mi cartera de igual material y color predominante. Una cola alta, que aliso al final; hay humedad y mi cabello lo sabe. Unos aros de plata, que me regaló Ariana en mi cumpleaños, un poco de color en las mejillas, delineado sutil y labial rojo, pero no llamativo y ya estoy lista.
Pensé en si ir en mi auto, pasado de moda y desgastado por donde lo mires o ir en taxi, aunque no tengo mucho dinero, aun, no he cobrado mi sueldo y no puedo darme el lujo de gastar lo poco que tengo, así que me decido por viajar en colectivo.
Durante el viaje estuve hablando sola (Lo sé, pensaran que soy estúpida y créanme, en mi lugar estarían igual o más nerviosa) “ensayando” la manera en la que me presentaría, sin sonar lo desesperada que estoy por llamar su atención y porque me suceda lo mismo que en esas novelas que leo, cuando el millonario, se coge a la pobre o en mi caso y mi fantasía, seducir al abogado hasta tenerlo arrodillado ante mí.
«¿Y si es gay?» Me recuerda su consciencia, cosa que suplico a todos los santos porque eso no sea cierto.
Cuando estoy llegando al centro, siento mi corazón palpitar con fuerza, mis manos transpirar, mi respiración acelerarse y mis músculos contrayéndose ¡Esperen! Siento como algo me baja y me remuevo en mi asiento para disfrutar de esa sensación exquisita que me provoca el que mis fluidos “acaricien” mi ya hinchado clítoris.
Llevo mis manos al agarra mano del asiento que tengo enfrente y escondo mi cabeza entre los dos.
Estoy excitada, pensando en él me acabo de mojar y buscó, disimuladamente, intensificar el placer que me estoy regalando, al mover mis muslos y contraer mis músculos internos, cerrándolos a la nada.
El colectivo agarra un par de pozos y eso hace que salte unos pocos centímetros de mi asiento y el impacto produce que la acción de fricción entre mis piernas se sienta agradable.
Yo siempre digo, «Hay que hacerse el amor de vez en cuando, no dejarnos cohibir por lo que dice parte de la sociedad que nos juzgan y ven la masturbación como un pecado, como algo degenerativo» yo disfruto y lo utilizo mucho para desestresarme.
Con mis ojos cerrados y sumida en la sensación que todo esto me provoca, paso por alto la parada donde tengo que bajar y cuando me doy cuenta de ello, no sólo habían pasado 10 minutos y eso me atrasaba la jornada, más considerando que es mi primer día de pasantía y que no puedo llegar tarde, vamos muy mal.
Desesperada me bajo del colectivo y lo primero que hago es ubicarme.
Corrientes y Callao.
—¡Mierda!
Volver en colectivo haría que llegue todavía más tarde y tomar un taxi sigue siendo una muy mala idea ¿Qué hago?
Me paro en una esquina ¿Por qué? La verdad que espero un milagro ¿y creen? Los planetas están alineados a mi favor, o eso creo.
—Hola, preciosa.
Es normal o bien, no debería serlo, que un desconocido nos aconseja en las calles, como en este caso; un auto estacionó delante de mí y cuando bajó el vidrio de su ventana y se asomó no pude evitar suspirar.
1) Porque sinceramente estaba bueno.
2) Porque como siempre, alguna barbaridad me diría, aunque podría sacar algún beneficio.
—¿Qué queres? —respondo de muy mala gana y sin mirarlo.
—¿Queres que te lleve a algún lado, bonita?
No respondo, solo miro mi reloj y doy cuenta del poco margen de tiempo con el que cuento para llegar; él nota mi inquietud y sigue insistiendo.
—No te hagas rogar. Sabemos que estas apurada y soy tu única opción—dice, con una sonrisa de suficiencia en su rostro, que por supuesto no paso por alto. Hay que ser sinceros, el chico es lindo y aun sigo excitada—. Congreso está cortado.
De inmediato le dedico toda mi atención ¿Enserió? ¿Ahora por qué cortan?
No puedo evitar soltar un insulto mientras golpeó mi cintura con las palmas de mis manos, para luego posicionar una de ellas en mi frente.
El joven observa mi actitud y no puede evitar soltar una carcajada, yo le dedica una de “esas miradas” que podrían asesinar a cualquiera, pero a él parece no importarle.
—Por cómo estás vestida, intuyo que debes ir a un lugar importante, y por tu actitud infiero que estas llegando tarde. Vamos, yo te llevo. Sin compromiso.
Observó mi reloj y en 10 minutos ya tengo que estar en la oficina y estoy a unas 15 cuadras. Imposible llegar caminando. Aunque podría llegar corriendo… ¡NO! ¿Encima de llegar tarde, ir toda transpirar y desaliñada? No, eso no va a pasar.
Suelto un suspiro y vuelvo a observarlo mientras evalúo todas las posibilidades.
Viajar con un desconocido, pero poder llegar a tiempo con la ayuda de Dios o ir caminando y que sea lo que todos los Santos deseen.
—Vamos, no soy un asesino serial ni nada de eso —menciona y tomando en consideración todo lo que está pasando con las mujeres hoy en día, es un riesgo que no puedo tomar. ¿Y si algo me pasa? Aunque también me corre el horario.
¡Mierda, 9 minutos!
Yo sé que no debería hacer esto, y no pretendo ser ejemplo de nada así que ¡por favor, no hagan la locura que voy a cometer!
—Esta bien —admito derrotada y me subo.
—¿A dónde vamos, bonita? —me pregunta ejerciendo presión en el volante y atento a mis palabras cuando le contesto—. Bien, vamos entonces.
Suelto un suspiro y m permito bajar la ventanilla, pero él de inmediato me lo impide.
Lo primero que se me viene a la cabeza es que es un delincuente sexual y me maldigo por haberme subido al vehículo.
Internamente comienzo a gritar y mis ojos se llenan de lágrimas, rezo cerrando mis ojos y sin que me de cuenta y sin saber el por qué, él rompe en carcajadas al mismo tiempo que baja las ventanillas apretando un botón.
—¿Crees que pueda lastimarte? —inquiere y yo lo fulmino con la mirada. Entiendo perfectamente su expresión de burla, y es que lo hizo a propósito, disfrutó verme loca de los nervios por no saber qué es lo que iba a hacerme. No respondo, solo lo rebajo con la mirada y me quedó observando hacia la ventana, hasta que rompe el silencio—. Fabian, un gusto —. Veo que extiende su mano para que la tome y yo, pese a querer matarlo, pero agradecida por que me lleve hasta el estudio, estrecho su mano y con una sonrisa falsa es que prosigo a presentarme.
—Ariana —digo sin más y lo suelto y vuelvo a lo que estaba; él sigue hablando.
—¿Siempre estás molesta?
¿Estoy molesta?
¡¡¡CLARO QUE ESTOY MOLESTA!!!
Primer día de pasantía, tendría que estar sentada al lado del honorable licenciado Vega y sin embargo estoy en el auto de un desconocido…
«Pero está bien bueno, el desconocido» mi consciencia hace que mi atención se posicione en el joven que, pese a ser un idiota, no tiene la culpa de que esté llegando tarde. Hubiera traído mi auto, aunque esté feo y posiblemente no me dejen entrar al estacionamiento privado del edificio. En fin, me calmo.
—Es que estoy llegando tarde —explico mientras observo en detalle los lunares que tiene en el rostro.
—Deberías relajarte —propone y me echa una de esas miradas que puedo asegurarles hizo estragos dentro de mi ropa interior. Él lo habrá notado, porque enseguida fijó sus ojos a mis piernas, luego añadió—: ¿Te puse nerviosa?
El tono de su voz fue… ¿Sensual? No lo sé, pero debería estar ofendida. Sin embargo, me siento algo excitada.
—No, para nada —. Intento disimular lo que me provoca, pero caigo rendida tan pronto suelta un audible jadeo que hace fuerte impacto en mi zona sensible y las palpitaciones que me tenían presa en la inconsciencia regresan y no puedo evitar girarme hacia él y posar mis ojos sobre los suyos.
Por unos segundos, mientras esperábamos a que el semáforo nos deje paso, nos fundimos en una lucha de miradas.
Podía notar cómo el amarillo de sus ojos iba desapareciendo, puesto que el negro de sus pupilas iba tomando más dimensión, cuando quise darme cuenta, tenía frente a mí a un hombre cuyo rasgos y comportamiento es el de un animal salvaje que acecha a su presa, la observa en detalle, la estudia, la degusta con sus ojos y en cuanto menos se lo espera ataca.
No logro parpadear cuando se abalanza sobre mí y estampa sus labios contra los míos.
Un segundo más tarde, estamos pasando nuestras manos por todas partes.
Jadeamos.
Nos devoramos.
Deseo más.
Tomo su mano y sin mediar palabras la ubico debajo de mi falda y él comprende lo que deseo.
Últimos capítulos
#92 Extra e info.
Última actualización: 1/17/2025#91 Cap.final
Última actualización: 1/17/2025#90 87
Última actualización: 1/17/2025#89 91
Última actualización: 1/17/2025#88 90
Última actualización: 1/17/2025#87 89
Última actualización: 1/17/2025#86 88
Última actualización: 1/17/2025#85 87
Última actualización: 1/17/2025#84 86
Última actualización: 1/17/2025#83 85
Última actualización: 1/17/2025
Te podría gustar 😍
La Esposa Contractual del CEO
Yo y Mi Esposo Multimillonario
Después de lidiar con hombres indignos y mujeres despreciables, Aurora está lista para vivir su vida libremente y sin disculpas. Pero el distante y misterioso Heath se acerca con una pregunta que lo cambia todo:
—¿Cuándo nos casamos?
Enamorada del hermano marino de mi novio
¿Por qué estar cerca de él hace que mi piel se sienta demasiado apretada, como si llevara un suéter dos tallas más pequeño?
Es solo la novedad, me digo firmemente.
Solo la falta de familiaridad de alguien nuevo en un espacio que siempre ha sido seguro.
Me acostumbraré.
Tengo que hacerlo.
Es el hermano de mi novio.
Esta es la familia de Tyler.
No voy a dejar que una mirada fría deshaga eso.
**
Como bailarina de ballet, mi vida parece perfecta—beca, papel protagónico, dulce novio Tyler. Hasta que Tyler muestra su verdadera cara y su hermano mayor, Asher, regresa a casa.
Asher es un veterano de la Marina con cicatrices de batalla y cero paciencia. Me llama "princesa" como si fuera un insulto. No lo soporto.
Cuando una lesión en mi tobillo me obliga a recuperarme en la casa del lago de la familia, me quedo atrapada con ambos hermanos. Lo que comienza como odio mutuo lentamente se convierte en algo prohibido.
Estoy enamorándome del hermano de mi novio.
**
Odio a las chicas como ella.
Consentidas.
Delicadas.
Y aún así—
Aún así.
La imagen de ella de pie en la puerta, apretando más su cárdigan alrededor de sus estrechos hombros, tratando de sonreír a pesar de la incomodidad, no me deja.
Tampoco lo hace el recuerdo de Tyler. Dejándola aquí sin pensarlo dos veces.
No debería importarme.
No me importa.
No es mi problema si Tyler es un idiota.
No es asunto mío si alguna princesita malcriada tiene que caminar a casa en la oscuridad.
No estoy aquí para rescatar a nadie.
Especialmente a ella.
Especialmente a alguien como ella.
Ella no es mi problema.
Y me aseguraré de que nunca lo sea.
Pero cuando mis ojos se posaron en sus labios, quise que fuera mía.
LA NIÑERA DEL ALFA.
A Lori Wyatt, una joven tímida y rota de veintidós años con un oscuro pasado, se le ofrece el trato de su vida cuando le piden que sea la niñera de una recién nacida que perdió a su madre en el parto. Lori acepta, ansiosa por alejarse de su pasado.
Gabriel Caine es el Alfa de la respetada manada Colmillo de Luna y el CEO de Caine Inc. Una noche de borrachera lleva al nacimiento de su hija y, tras la muerte de la madre, encuentra una niñera para ella. Cuando conoce a Lori, descubre que ella es su compañera y jura protegerla de sus enemigos.
La atracción instantánea entre ellos es inevitable. Lori, que cree no ser digna de amor, no puede explicar por qué el poderoso multimillonario la persigue, y Gabriel, completamente enamorado de ella, no sabe cómo ser totalmente honesto con Lori sobre su condición de hombre lobo.
El destino los ha unido y ahora deben luchar juntos por su amor, en medio de los conflictos entre manadas y los secretos que guarda el pasado de Lori.
¿Sobrevivirá su amor?
Perfecto bastardo
—Dime que no te acostaste con él, maldita sea —exigió entre dientes apretados.
—¡Vete al diablo, hijo de puta! —le respondí, intentando liberarme.
—¡Dilo! —gruñó, usando una mano para sujetar mi barbilla.
—¿Crees que soy una zorra?
—¿Entonces es un no?
—¡Vete al infierno!
—Bien. Eso es todo lo que necesitaba escuchar —dijo, levantando mi top negro con una mano, exponiendo mis pechos y enviando una oleada de adrenalina a través de mi cuerpo.
—¿Qué demonios estás haciendo? —jadeé mientras él miraba mis pechos con una sonrisa satisfecha.
Pasó un dedo sobre una de las marcas que había dejado justo debajo de uno de mis pezones.
¿El bastardo estaba admirando las marcas que me había dejado?
—Envuélveme con tus piernas —ordenó.
Se inclinó lo suficiente como para tomar mi pecho en su boca, chupando con fuerza un pezón. Me mordí el labio inferior para ahogar un gemido mientras él mordía, haciéndome arquear el pecho hacia él.
—Voy a soltar tus manos; no te atrevas a intentar detenerme.
Bastardo, arrogante y completamente irresistible, el tipo exacto de hombre con el que Ellie juró que nunca volvería a involucrarse. Pero cuando el hermano de su amiga regresa a la ciudad, se encuentra peligrosamente cerca de sucumbir a sus deseos más salvajes.
Ella es irritante, inteligente, sexy, completamente loca, y también está volviendo loco a Ethan Morgan.
Lo que comenzó como un simple juego ahora lo atormenta. No puede sacarla de su cabeza, pero nunca permitirá que nadie entre en su corazón de nuevo.
Incluso cuando ambos luchan con todas sus fuerzas contra esta ardiente atracción, ¿podrán resistirse?
Herederos
Sus padres eran socios, fallecieron el mismo día cuando tuvieron un accidente en el helicóptero en donde viajaban.
Rodolfo, mujeriego, machista y soltero empedernido, sintió un odio atroz por Kelly, ella representaba al tipo de mujer que más odiaba.
Kelly solo esperaba de la vida un gran amor y sintió que su padre, aún después de su muerte, pretendía dominar su vida, arrojándola a los brazos de un lobo feroz, que jamás le iba a brindar el amor que ella necesitaba.
Divórciame antes de que la Muerte me Lleve, CEO
Mi mano instintivamente se dirigió a mi estómago. —Entonces... ¿realmente se ha ido?
—Su cuerpo debilitado por el cáncer no puede soportar el embarazo. Tenemos que terminarlo, pronto —dice el doctor.
Después de la cirugía, ÉL apareció. —¡Audrey Sinclair! ¿Cómo te atreves a tomar esta decisión sin consultarme?
Quería desahogar mi dolor, sentir su abrazo. Pero cuando vi a la MUJER a su lado, me rendí.
Sin dudarlo, se fue con esa mujer "frágil". Esa clase de ternura, nunca la he sentido.
Sin embargo, ya no me importa porque no tengo nada ahora: mi hijo, mi amor, y hasta... mi vida.
Audrey Sinclair, una mujer pobre, se enamoró de un hombre del que no debía. Blake Parker, el multimillonario más poderoso de Nueva York, tiene todo lo que un hombre podría soñar: dinero, poder, influencia, excepto una cosa: no la ama.
Cinco años de amor no correspondido. Tres años de matrimonio secreto. Un diagnóstico que le deja tres meses de vida.
Cuando la estrella de Hollywood regresa de Europa, Audrey Sinclair sabe que es hora de terminar su matrimonio sin amor. Pero no entiende—si él no la ama, ¿por qué se negó cuando ella le propuso el divorcio? ¿Por qué la está torturando durante estos últimos tres meses de su vida?
A medida que el tiempo se escapa como arena entre los dedos, Audrey debe elegir: morir como la señora Parker, o vivir sus últimos días en libertad.
Sr. Ryan
Se acercó con una expresión oscura y hambrienta,
tan cerca,
sus manos alcanzaron mi rostro y presionó su cuerpo contra el mío.
Su boca se apoderó de la mía con impaciencia, con un poco de rudeza.
Su lengua me dejó sin aliento.
«Si no vas conmigo, te follaré aquí mismo». Susurró.
Katherine mantuvo su virginidad durante años, incluso después de cumplir 18 años. Pero un día, conoció a un hombre extremadamente sexual, Nathan Ryan, en el club. Tenía los ojos azules más seductores que jamás haya visto, una barbilla bien definida, cabello rubio casi dorado, labios carnosos, perfectamente dibujados, y la sonrisa más asombrosa, con dientes perfectos y esos malditos hoyuelos. Increíblemente sexy.
Ella y él tuvieron una hermosa y sexy aventura de una noche...
Katherine pensó que tal vez no volvería a ver a ese hombre.
Pero el destino tiene otro plan
Katherine está a punto de asumir el puesto de asistente de un multimillonario propietario de una de las empresas más grandes del país y conocido por ser un hombre conquistador, autoritario y completamente irresistible. ¡Es Nathan Ryan!
¿Podrá Kate resistirse a los encantos de este hombre atractivo, poderoso y seductor?
Lea para conocer una relación desgarrada entre la ira y el deseo incontrolable de placer.
Advertencia: R18+, solo para lectores maduros.
De Substituta a Reina
Con el corazón roto, Sable descubrió a Darrell teniendo sexo con su ex en su cama, mientras transfería en secreto cientos de miles para mantener a esa mujer.
Lo peor fue escuchar a Darrell reírse con sus amigos: —Es útil—obediente, no causa problemas, se encarga de las tareas del hogar, y puedo follarla cuando necesito alivio. Básicamente es una sirvienta con beneficios. Hizo gestos groseros de empuje, provocando las carcajadas de sus amigos.
Desesperada, Sable se fue, reclamó su verdadera identidad y se casó con su vecino de la infancia—el Rey Lycan Caelan, nueve años mayor que ella y su compañero predestinado. Ahora Darrell intenta desesperadamente recuperarla. ¿Cómo se desarrollará su venganza?
De sustituta a reina—¡su venganza acaba de comenzar!
Colmillos, Destino y Otras Malas Decisiones
Después de descubrir que su novio le había engañado, lo último que esperaba era tropezarse con un hombre herido en un callejón. Y definitivamente no uno con colmillos. Pero gracias a una mezcla de cócteles, vergüenza y sus cuestionables elecciones de vida, se lo lleva a casa. Resulta que no es cualquier vampiro—es un rey. Y según él, ella es su compañera predestinada.
Ahora, está atrapada con un chupasangre sobreprotector y taciturno que sigue rescatándola, una lista creciente de enemigos que quieren matarla, y una atracción innegable que hace muy difícil recordar por qué enamorarse de un vampiro es una terrible idea.
Porque si no tiene cuidado, no solo perderá su corazón—perderá su humanidad.
Nanny y sus cuatro matones alfa
Accardi
—Te costará algo —susurró antes de tirar de su lóbulo con los dientes.
Sus rodillas temblaron y, si no fuera por su agarre en su cadera, habría caído. Él empujó su rodilla entre sus muslos como un soporte secundario en caso de que decidiera necesitar sus manos en otro lugar.
—¿Qué quieres? —preguntó ella.
Sus labios rozaron su cuello y ella gimió mientras el placer que sus labios provocaban se hundía entre sus piernas.
—Tu nombre —exhaló él—. Tu verdadero nombre.
—¿Por qué es importante? —preguntó ella, revelando por primera vez que su corazonada era correcta.
Él se rió contra su clavícula.
—Para saber qué nombre gritar cuando vuelva a entrar en ti.
Genevieve pierde una apuesta que no puede pagar. Como compromiso, acepta convencer a cualquier hombre que su oponente elija para que se vaya a casa con ella esa noche. Lo que no se da cuenta cuando el amigo de su hermana señala al hombre taciturno sentado solo en el bar, es que ese hombre no se conformará con solo una noche con ella. No, Matteo Accardi, Don de una de las pandillas más grandes de la ciudad de Nueva York, no hace encuentros de una sola noche. No con ella, de todos modos.












